martes, 2 de junio de 2020

MATRIMONIO: UNA VOCACIÓN A PARTIR DE LA FE


Una reflexión del Obispo de la Diócesis de Lorena, Brasil, Mons. Benedito Beni dos Santos

El matrimonio, que da origen a la familia, puede ser mirado de dos maneras: mirado de modo meramente humano, no pasa de un encuentro que hombre y mujer tuvieron por acaso; mirado a partir de la Fe, el matrimonio es una vocación.

El encuentro entre el hombre y la mujer fue querido por Dios, pues Él los escogió uno para otro. Dios los llamó para conferirles una misión. No existe vocación sin misión.

Cuando el hombre y la mujer se casan, reciben de Dios la misión de formar ‘una sola carne’, o sea, una comunidad de vida y de amor, lo que distingue el matrimonio de cualquier otra comunidad humana.

En el matrimonio, no se vive apenas con el otro. Se vive para el otro. Aquí se encuentra el secreto de la felicidad. Vivir para el otro significa compartir el pensamiento, las emociones, las alegrías y las tristezas, los éxitos y fracasos. Vivir para el otro significa tener paciencia con los defectos, con las limitaciones del otro. Nunca considerarlo un caso perdido.

Cuando una de las partes se encuentra indecisa en cuanto a la relación, es preciso creer que el otro puede cambiar, transformarse, madurar, reconociendo y apreciando sus cualidades.

Vivir para el otro significa también perdonar, aunque no sea fácil, pero es la única posibilidad de salvar el frágil amor humano y hacer que él sea duradero.

Cuando miramos al otro con el corazón, nuestra mirada va más allá de las apariencias. Penetra en su interior. Descubre sus cualidades, sus riquezas: “Solo se ve bien, cuando se ve con el corazón” decía Saint-Exuperi.

Dios se hace presente no solo en el momento en que hombre y mujer, delante del altar, se unen por el sacramento. Esta presencia de Dios los acompaña en todos los días de la existencia. Jamás ellos están solos”.

El surgimiento de la vida con el contexto matrimonial, corresponde al designio de Dios de ser “una sola carne”, lo cual designa también la generación de la vida, o sea, de un hijo, considerado la síntesis de su padre y de su madre. Con la generación de una nueva vida, el matrimonio desemboca en la familia.

La familia es un santuario porque es el contexto más adecuado, querido por Dios, para el surgimiento y desarrollo de la vida. Dios es el Dios de la vida. Creó al ser humano para ser un servidor de la vida, que es un don sagrado. Por eso mismo, aquel espacio donde la vida surge, donde ella es protegida y desarrollada, merece el nombre de santuario, de espacio sagrado”.

San Juan Pablo II usó una expresión muy bella y profunda para designar la sacralidad de la familia: ella es un santuario. Santuario significa templo, espacio sagrado, lugar donde Dios habita de modo especial. La familia es un espacio sagrado, un templo, porque Dios allí está presente. Ella es semejante a la Eucaristía, pues el matrimonio es un sacramento permanente”.

Casarse es, pues, hacer una opción por la vida. Es tornarse, en un sentido concreto y profundo, en un servidor de la vida”.
 
El sacramento del matrimonio es un gran acto de fe y de amor: testimonia el coraje de creer en la belleza del acto creador de Dios y de vivir aquel amor que empuja a seguir adelante siempre más allá, más allá de sí mismos y también más allá de la misma familia. La vocación cristiana a amar sin reservas y sin medida es lo que está en la base también del libre consentimiento que constituye el matrimonio.

Papa Francisco

9 comentarios:

  1. Casarnos como dice la lectura, ha sido la mejor elección de vida, se hace por convicción y vocación, para servir al otro, para conectarnos y siempre procurar el más alto bien para los dos By Cami y Luisca

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  2. el sacramento sagrado del matrimonio es un acto de fe de la creacion de Dios, la familia es el centro de ese santuario, donde somos concientes del don de la vida que Dios nos dio.

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  3. 📚Lectura Matrimonio: una vocación a partir de la fe

    - El matrimonio es visto desde dos perspectivas: como un encuentro humano casual o como una vocación divina.
    - El matrimonio, visto desde la fe, es una vocación que Dios designa y que implica una misión.
    - En el matrimonio, la misión es formar una comunidad de vida y amor única.
    - Vivir para el otro, compartir pensamientos y emociones, tener paciencia y perdonar son aspectos esenciales del matrimonio.
    - La presencia de Dios acompaña a la pareja a lo largo de su vida matrimonial.
    - La familia es vista como un santuario, un espacio sagrado donde Dios está presente.
    - El matrimonio es un acto de fe y amor que demuestra la creencia en el acto creador de Dios y el compromiso de amar sin reservas.
    - La vocación cristiana a amar sin reservas está en la base del matrimonio cristiano.

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  4. El amor es una de las fuerzas más poderosas del mundo, pues deja de lado las individualidades para formar un conjunto que une sus deseos, sueños, metas, resiliencia para ser uno solo.
    Sin duda el matrimonio es un acto de amor de Dios, pues nos permite unirnos como pareja para ser felices y consolidar una misión en conjunto, una misión en familia, la cual que forma como un refugio sagrado.
    Att: Fabián Acevedo y Paula Suárez.

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  5. siempre nuestra mejor opcion como pareja es la que nos ofrece Dios que es el sacramento del matrimonio ya que es el acto mas bonito de amor que podemos hacer ante el este de unirnos en pareja y presentarnos ante el como guia perfecta de nosotros en su totalidad

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  6. La idea principal es que la unión entre el hombre y la mujer, tiene como objetivo formar un solo ser que aporte buenas cosas tanto a la sociedad como a la familia.

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  7. Estos mensajes nos invitan a mantener una actitud de fe, confianza y esperanza, confiando en la guía y el propósito de Dios en medio de cualquier situación global o personal. La Palabra de Dios nos proporciona un ancla firme en tiempos de turbulencia, recordándonos que Su amor y Su plan son constantes y confiables.

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  8. La unión delante de Dios, en el sagrado sacramento del matrimonio es un acto de amor y de fe, es un testimonio de amor, aquel que nos empuja y nos llena de fuerza para alcanzarlo todo, amar sin reservas como lo estipula en su palabra es la base que construye también el matrimonio.

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  9. Nos honra ser escogidos para este sacramento, porque sabemos que nuestro amor será bendecido como un santuario de vida.

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