10 RAZONES SIN RAZON POR LAS QUE MUCHAS PAREJAS DECIDEN CASARSE

Tomado de cartilla Edificar el hogar sobre la roca, de la coordinación arquidiocesasn de pastoral familiar de Bogotá. Pbro. Gilberto Gómez y Dra. Gladys Rodríguez. Noviembre de 2007.

Dicen que se casan porque…	Pero...
1. “Me caso con esa persona porque sin él (ella) no podría vivir. Me hace mucha falta cuando no está”. “Lo (la) admiro mucho porque...”. “Tengo tanto que agradecerle ya que sin él (ella) no sería lo que soy...”	No es lo mismo necesitar de alguien, admirarlo o agradecerle, que amarlo. Más aún, el mismo enamoramiento no es garantía de que haya amor. Uno puede llegar a abusar de las personas que necesita o admira o con las que tiene deudas de gratitud.
2. “Somos una pareja adecuada porque nos atraemos mucho en lo sexual”. “Las experiencias sexuales que hemos tenido nos garantizan que vamos a ser muy felices el uno con el otro”. “El sexo es lo más importante en la vida de una pareja. Si el sexo funciona bien, el matrimonio será siempre un éxito”.	La impetuosa atracción sexual no equivale al amor. Muchos están dispuestos para disfrutar, pero no para hacer los esfuerzos que se requieren para construir un lazo conyugal fuerte. La pasión sexual (atracción y deseo), por fuerte que sea, de por sí no es duradera, ni garantía de que siempre va a mantener la relación. El éxito de una vida en pareja no depende exclusivamente del manejo de su sexualidad. La mentalidad consumísta alimenta mitos que después la realidad de la vida diaria va a volver añicos (la eterna juventud, la mujer siempre linda y el hombre siempre atractivo).
3. “No me atrevo a terminar esta relación porque me da pesar de que él (ella) vaya a sufrir mucho”. “Sin mí, él (ella) quedaría en absoluto desamparo”. “Sólo yo soy capaz de comprenderlo (la) y no sería feliz con nadie más”. “Me ha dicho que si no me caso con él (ella) se suicida”.	La compasión (padecer con) es un sano sentimiento humano, que tiene su lugar en toda relación interpersonal, incluida la relación conyugal. Pero ese sentimiento no puede convertirse en la razón por la cual una persona decida casarse con otra. El vibrar ante el sufrimiento ajeno y el deseo de ayudar no es lo mismo que enamorarse. Hay otras formas de ayudar, diferentes de enredarse en un matrimonio sin futuro.
4. “Yo sé que en nuestra relación se ha vuelto muy difícil y que tenemos muchas incompatibilidades complicadas de solucionar. Pero me sentiría culpable de decepcionarlo(la) si le termino”. “No hay más remedio que casarnos. Ella está embarazada y tengo que responder por mis actos”. “Ya veré la cara que pondrá cuando me vea llegar al altar con X”.	Los sentimientos de culpa no pueden constituirse en la razón para realizar un matrimonio. El remedio resultaría peor que la enfermedad. El tiempo y la afectividad que se han invertido en un noviazgo no dicen de por sí que éste deba evolucionar inexorablemente hacia el matrimonio. Es preferible sufrir una decepción que embarcarse en un matrimonio sin sentido. La solución de un embarazo es un buen parto y no un mal matrimonio. ¿Y casarse por despecho? Es un acto de venganza y no una decisión de amor. No hay derecho a involucrar a terceros para hacerle sentir a otro nuestras amarguras.
5. “La pasamos tan bien cuando estamos juntos que hasta me olvido de los problemas de la casa”. “El (ella) por lo menos me escucha, me hace sentir importante y se interesa por lo que hago y por lo que logro”.	Sentirse bien con alguien no es suficiente para considerar que hay una relación de amor maduro... Uno se puede enamorar de la persona equivocada. Las relaciones insatisfactorias y frustrantes en el hogar producen un vacío afectivo que trata de llenarse y compensarse en el noviazgo y pueden llevar a creer que “ahora sí encontré a alguien que me comprenda”. Si de estas relaciones, falsamente fundadas, se pasa a un matrimonio en forma irreflexiva, entonces los resultados no pueden ser satisfactorios.
6. La Cenicienta o la ilusión de ser salvado Es que, con este hombre, (mujer) si van a darme mi lugar, y me van a respetar.	Cuando en el hogar de origen se experimentan injusticias, rechazos o discriminaciones siempre surgen dos situaciones, sentirse víctima, o esperar el salvador o salvadora que venga al rescate. Esto lleva a veces a falsas expectativas y decisiones apresuradas acerca de su matrimonio, que sólo terminarán siendo un dolor de cabeza mayor que el que antes ya tenía. Por eso buscar escapes en el matrimonio no es lo más razonable e inteligente
7. La bella y la bestia o la postura de salvador. Ya verán cómo después del matrimonio este hombre (mujer) va a cambiar. Yo sí lo voy a poner a marchar derechito, y cambia porque cambia.	Una parte importante del noviazgo es darse a conocer tal cual es, pero, a veces, el enamoramiento nos lleva a quitar su verdadera importancia a los defectos y a los vicios de la otra persona, con la esperanza ciega en que el amor de casados hará la magia y generará los cambios. Nada más lejano a la realidad, ya que lo que hace el sacramento es bendecir una vida en común, pero de antemano debe existir el amor de la pareja, que es el signo visible del sacramento, de tal manera que no podemos esperar que el sacramento obre milagros cuando no se ha edificado el amor de la pareja de la mejor manera.
8.  Me caso para ser feliz, ya que es la única manera de conseguir lo que quiero, mi independencia.	Algunos consideran que la felicidad es un truco más de magia, que debe alcanzarlos en el altar, sin tener que lucharlo con las decisiones que día a día se van tomando, o las renuncias que día a día se van haciendo. Esto hace que ante las primeras dificultades propias de la convivencia se vengan a pique todas las ilusiones, y se busquen formas poco apropiadas de superarlas.
9.  La bella durmiente, dócil hasta con la bruja.  Son estos jóvenes que han vivido sometidos a la dominación de sus padres, y que no buscan una esposa o esposo, sino una persona que continúe tomando decisiones por ellos y guiando su vida.	Cuando en la crianza ha sobreabundado la protección y la dominación tanto paterna como materna, las personas tienden a sentirse asfixiadas y con una profunda necesidad de independencia y creen que solamente con el matrimonio podrán liberarse de ese yugo. Pero se produce en ellos el efecto contrario y, en vez de desarrollar la autonomía, terminan continuando su dependencia, sólo que en manos de otros.  Esperamos que este no sea su caso.
10.  El último tren.  “Pues la verdad no es que me guste mucho, no creo que sea lo mejor, lo que sucede es que, si dejo pasar esta oportunidad, me quedo para vestir santos,”	El dicho popular afirma que “es mejor vestir santos que desvestir borrachos”.  El matrimonio es una decisión que involucra toda la vida y es para toda la vida, por eso no se puede tomar como la última opción o con la primera persona que se ha encontrado en el camino. Requiere de madurez, seriedad, mutuo conocimiento y la base fundamental del amor, y no cualquier amor caprichoso y egoísta sino el amor, con las características que nos propone San Pablo en  I Corintios 13.

Compartamos:

·       ¿Nos identificamos con alguna de estas razones? ¿Por qué?

·       ¿Nuestra razón para casarnos es diferente a las expuestas anteriormente? ¿Por qué?

·       ¿Vemos que hay que replantear en algo nuestra razón para casarnos? ¿Cómo la replantearíamos?