miércoles, 17 de junio de 2020

LA CELEBRACION DEL MATRIMONIO


Consiste el matrimonio esencialmente, en el consentimiento de los contrayentes y hay que saber al respecto 4 cosas: cómo debe ser este consentimiento, ante quien, en qué lugar y cuáles son las ceremonias que lo acompañan.

1. Consentimiento matrimonial.
Los protagonistas de la alianza matrimonial son un hombre y una mujer bautizados, libres para contraer matrimonio y que expresen libremente su consentimiento. "Ser libre" quiere decir:
-no obrar por coacción
-no estar impedidos por una ley natural o eclesiástica.
El consentimiento debe ser un acto de la voluntad de cada uno de los contrayentes, libre de violencia o temor grave externo. Ningún poder humano puede reemplazar este consentimiento. Si ésta libertad falta, el matrimonio es inválido.

2. Ante quién debe celebrarse el matrimonio.
Repetimos: que para que sea válido un matrimonio, debe celebrarse ante el obispo, el párroco, sacerdote o diácono autorizado y en presencia de 2 testigos.

3. Lugar donde debe celebrarse.
El matrimonio entre católicos debe celebrarse en el templo parroquial de la contrayente; para hacerlo en otro templo, se requiere permiso del párroco.
Tratándose de matrimonios de religión mixta, hay trámites especiales.

 Liturgia del Matrimonio.
El ritual matrimonial reestructurado de acuerdo con los decretos dados por la Constitución Litúrgica del Vaticano II, es muy variado y rico para poder adaptarse a cada circunstancia y sería muy aconsejable que los novios solicitaran al sacerdote poder elegir textos diferentes para las oraciones, himnos y lecturas y aún más, que estas últimas puedan ser leídas por los padrinos o personas elegidas, siendo muy conveniente un ensayo para familiarizarse con los textos y evitar titubeos.
Aquí pues, nos limitamos a transcribir el rito que usualmente se sigue dentro de la Santa Misa, en la celebración del sacramento del matrimonio entre católicos.

Entrada a la Iglesia.
El sacerdote, sea a la puerta de la Iglesia, o al pie del altar, da la bienvenida a los novios y les hace saber que la Iglesia participa de su alegría.
La Santa Misa que se celebra, no es la habitual, sino especial para el matrimonio, llamada "Pro Sponsis".
Después del Santo Evangelio y de la Homilía, vienen las FORMULAS DEL COMPROMISO MATRIMONIAL haciendo el sacerdote tres preguntas que garantizan públicamente las intenciones de los contrayentes y que son:

Iº LIBERTAD.
“Ante la comunidad cristiana que representa a la Iglesia les pregunto: ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad, sin que nada ni nadie los presione?"

Responder afirmativamente con falsedad, es decir, estando en realidad coaccionados, sería una terrible irresponsabilidad, pues compromete la validez misma del sacramento.

2º UNIDAD EINDISOLUBILIDAD.
"¿Están dispuestos a amarse y honrarse mutuamente en su matrimonio durante toda su vida?"

Con esta pregunta se establece la unión para siempre del matrimonio que se está celebrando: recordemos que para un cristiano auténtico la palabra divorcio NO existe.

3º FECUNDIDAD.
"¿Están dispuestos a recibir con amor los hijos que Dios les dé y a educarlos según la Ley de Cristo y de su Iglesia?"

¿Cómo responder afirmativamente en público si uno o los dos tienen todo preparado para evitar artificialmente los embarazos?, ¿cómo casarse por la Iglesia con mente anticonceptiva o dejando la puerta abierta para el divorcio y el adulterio?

Una vez contestadas estas preguntas, el sacerdote prosigue: "Así pues, ya que ustedes quieren establecer la alianza santa del matrimonio, unan sus manos y expresen su consentimiento delante de Dios y de la Iglesia".

Los novios se dan la mano derecha y el novio dice: "Yo N. te acepto a ti N. como mi esposa y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida".

La novia repite la misma fórmula.

Enseguida el sacerdote que recibe este consentimiento dice: "Que el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la Iglesia y cumpla en ustedes su Bendición LO QUE DIOS ACABA DE UNIR, NO LO SEPARE EL HOMBRE".

Bendición y entrega de anillos.
Sacerdote: "El Señor bendiga estos anillos que se entregan como signo de amor y fidelidad y estas arras, símbolo de ayuda mutua".
El esposo coloca en el dedo anular de su esposa el anillo dedicado a ella diciendo: "N., recibe este anillo como signo de mi amor y de mi fidelidad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
De la misma manera la esposa coloca el anillo destinado al esposo repitiendo la misma fórmula.

Entrega de las Arras.
A continuación, el esposo toma las arras y teniéndolas entre las manos juntas, las entrega a la esposa, quien las recibe con las dos manos debajo de las de su esposo.

Esposo: "N., recibe también estas arras como prenda del cuidado que tendré de que no falte lo necesario en nuestro hogar.

Esposa: "Yo las recibo en señal del cuidado que tendré de que todo se aproveche en nuestro hogar".

Una vez terminada la ceremonia, cuando los esposos se han arrodillado, se puede colocar el "lazo", como símbolo visible de la nueva unión, el cual deberá ser retirado después de la comunión, para permitir a los esposos libertad de movimiento.
Se dice a continuación la oración universal y la oración de los fieles, según fórmulas aprobadas por la Conferencia Episcopal.

 Prosigue la Misa con algunas variantes.

Después del Padre Nuestro se omite el "Líbranos Señor..." y el sacerdote, vuelto a los esposos, con las manos juntas, dice una oración especial. El Misal tiene tres opciones, por ejemplo:

"Hermanos, roguemos al Señor que derrame su bendición sobre esta hija suya unida en Cristo a su esposo y que unifique en el amor a quienes ha unido ya en Santa Alianza".

Señor, Tú que con tu poder lo hiciste todo de la nada y desde el principio de la creación diste al hombre, hecho a tu imagen, la ayuda inseparable de la mujer y quisiste que no formaran dos, sino una sola carne, enseñándonos que nunca es lícito separar lo que quisiste que fuera una sola cosa.

Señor, Tú que con tu designio maravilloso consagraste la unión conyugal para prefigurar en ella la unión de Cristo y de la Iglesia.

Señor, Tú que has querido la unión del hombre y la mujer y has bendecido esta comunidad, establecida desde el principio, con la única bendición que no fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio.

Mira con bondad a esta hija tuya que, unida en matrimonio, quiere que Tu Bendición la acompañe.
Concédele el don del amor y de la paz y que siga siempre el ejemplo de las Santas mujeres, cuya alabanza proclama la Escritura.
Que confíe en ella el corazón de su esposo y que, reconociéndola éste como compañera de igual dignidad y coheredera de la vida de la gracia, la respete debidamente y la ame siempre con el amor con que Cristo amó a su Iglesia.

Y ahora, Señor, te suplicamos que estos hijos tuyos permanezcan fieles a la fe y a tus mandamientos y que, compartiendo su vida, sean ejemplares por la integridad de sus costumbres. Que, robustecidos por la fuerza del Evangelio, sean testigos de Cristo delante de todos.

"Sean fecundos en hijos, padres intachables, vean ambos a los hijos de sus hijos y transcurrida una ancianidad feliz, alcancen la felicidad de los justos en el Reino de los cielos. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén".

Bendición al final de la Misa.
Entre varias fórmulas contenidas en el Misal, el sacerdote puede elegir por ejemplo la siguiente:

"Que el Eterno Padre os conserve unidos en vuestro amor para que la paz de Cristo habite en vosotros y permanezca en vuestro hogar".

2 comentarios:

  1. En el texto nos enseñan y explican todos los pasos que contiene la celebración del matrimonio nos enseñan de la manera que debemos participar y responder en la misa,al sacerdote y acompanantes para así en la iglesia proclamamos nuestro Amor con la bendición de Dios.

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