Explicación y práctica:
a) Esta
Modalidad la hacemos con Jesucristo, resucitado y presente.
b) Consta
de tres momentos: “Jesús nos asume”, “Jesús nos sana”, “Jesús nos cristifica”.
c) Tomamos
una correcta posición corporal, verdaderamente de acogida: brazos-manos, palmas
arriba apoyadas sobre los muslos, ojos semicerrados, respiramos en paz. Abrimos
de par en par las puertas de nuestra interioridad para acoger a Jesús: murió
por fidelidad; el Padre lo resucitó; y ahora está aquí, vivo, presente. Él es la causa de nuestra alegría y será
nuestro descanso final. A Él, resucitado
y resucitador, lo acogemos intensamente en nuestro interior.
Nos asume:
d) En
este primer momento, apoyándonos en las frases que están a continuación, invitamos
a Jesús a entrar dentro de nosotros, mientras quedamos receptivos y acogedores.
Decimos la expresión y quedamos en silencio aproximadamente un minuto mientras tratamos
de sentir vivamente lo que dice la frase; sintiendo intensamente lo que la
frase significa (pronunciamos cada frase de manera intercalada).
ü Jesús,
entra dentro de mí.
ü Señor,
Señor toma posesión completa de todo mi ser, de todo lo que soy, lo que pienso,
lo que siento, lo que tengo.
ü Mi
Señor Jesucristo, toma lo más íntimo de mi ser.
ü Jesús,
inúndame completamente de tu presencia; ilumina ese mundo oscuro de mi
inconsciente.
Nos sana:
e) En este
segundo momento le pedimos que nos sane, purifique, nos redima, tratando de
sentir vivamente lo que la frase dice.
En cuanto nosotros nos retiramos de nosotros mismo, Jesús toma nuestro lugar
hasta poder decir como Pablo: ya no soy yo; es Jesús quien vive en mí.
(pronunciamos cada frase de manera intercalada).
ü Jesús,
sana esa herida que tanto me duele.
ü Apaga,
Señor, ese rencor que me quema.
ü Mi
Señor Jesucristo, ahuyenta de mi alma las nubes de miedos, ansiedades y
aprensiones, y déjame un cielo azul como el tuyo.
ü Mi
Señor, retira de mi ser las tendencias egoístas, irascibles, rencorosas,
envidiosas, y déjame tu corazón pobre y humilde.
Nos cristifica:
f) Ahora
que yo no somos nosotros mismos sino que cada uno puede decir, “yo soy Jesús”,
es decir, nosotros revestidos y armados por dentro de la “disposición interior”
y sentimientos de Jesús, ahora regresamos mentalmente a la vida, imaginando
situaciones difíciles y tratamos de solucionarlas con los sentimientos de
Jesús: qué sentiría Jesús, cómo miraría, cómo reaccionaría, cómo actuaría… (pronunciamos
cada frase de manera intercalada).
ü Mi
Señor Jesucristo, ahora que estoy revestido de tu presencia y figura, ahora que
yo ya no soy yo, ahora que eres Tú el que vive en mí, vamos a casa, al trabajo.
ü ¿Cómo
mirarías Tú a aquella persona? Quiero mirarla con tus ojos.
ü ¿Cómo
reaccionarías ante aquella mala noticia? Yo, como Tú.
ü ¿Cómo
te comportarías ante aquella situación conflictiva?
ü ¿Qué
dirías, Jesús, si te dijeran lo que me dijeron?
ü ¿Qué
harías, Jesús, si te hicieran lo que a mí me hicieron?
ü Mi
Señor Jesús, tus reacciones sean mis reacciones.
ü Los
que me ven, te vean, Señor.
ü No sea
yo, seas Tú quien vivas en mí, a través de mí.
ü Y
llegue yo a ser una fotografía de tu figura.
Lentamente, sin agitación, vamos
saliendo de este momento de intimidad y volvemos a nuestro estado normal.
⛪Esta oración de acogida consta de tres momentos: "Jesús nos asume", "Jesús nos sana" y "Jesús nos cristifica". En cada etapa, invitamos a Jesucristo a entrar en nuestro ser, sanarnos y transformarnos para reflejar Su amor en nuestras vidas. La clave es permitir que Jesús viva en nosotros, para que podamos actuar con Sus sentimientos y actitudes en todas las situaciones. Esta oración nos inspira a vivir de manera auténtica y a tratar a los demás con amor y comprensión como lo haría Jesús.
ResponderBorrarEste enfoque de oración es una poderosa herramienta para integrar la presencia de Jesús en nuestra vida cotidiana, buscando no solo recibir su gracia y sanación, sino también para convertirnos en instrumentos de su amor en el mundo que nos rodea.
ResponderBorraresta oracion es una suma de todo lo que Dios puede llegar hacer en nosotros para sanar nuestros corazones siempre y cuando hagamos lo que nos dice el señor y que todo depende de amar al projimo como a nosotros mismos
ResponderBorrarHermosa oración, nos invita que buscar a la presencia del Señor en nuestras vidas, buscar su amor, su presencia, nos transforma con amor.
ResponderBorrarNos inspira a vivir en su gracia, amor y entrega